En los cursos de 5º 4º y de 5º 5º, la profesora Sandra Hilale llevó adelante el proyecto taller Con Suma Dignidad, de la ONG Amartya-Argentina, que llevó adelante su proyecto de consumo responsable con los estudiantes del Nacho. Mayo de 2009.
Por Daiana Romero
Los alumnos de 5º4º y 5º5º del turno tarde participaron de un proyecto junto con la profesora de Geografía Económica, Sandra Hilale, y un grupo de jóvenes de "Con Suma Dignidad", de la organización Amartya. Realizamos un juego: se formaron seis grupos, cada grupo representaba un país distinto (Brasil, Estados Unidos, India, Nepal, Noruega y Tanzania). Además, participaban dos instituciones: la ONU (para resolver conflictos entre países) y el Banco Mundial (recaudos de dinero).
El objetivo del juego era convertirse en el país más rico, o sea, tener la mayor cantidad de dinero. ¿Cómo obtenías el dinero? Simple, vendías tus productos al Banco Mundial. Los productos eran figuras (triángulos, rectángulos, círculos y semicírculos). Cada país debía vender cinco figuras idénticas, con la medida correspondiente a lo estipulado por el Banco Mundial. El país decidía si iba a producir círculos, triángulos, semicírculos o rectángulos de acuerdo al material que tuviese, o bien, que pudiese conseguir. El Banco Mundial controlaba las medidas y la cantidad de figuras. Si todo estaba en "regla" pagaba 100 por las cinco figuras idénticas.
Hasta aquí el juego se prestaba equitativo y con iguales posibilidades para cualquiera de los seis países participantes. Pero, todo tiene su pequeño problemita, y en este caso se presentaba porque sólo dos países tenían los elementos (tijera, lápiz, compás, regla) para comenzar a confeccionar las figuras sólo le faltaban hojas blancas; estos países eran Noruega y Estados Unidos. ¡Ah, y tenían algo de dinero. Brasil y la India tenían hojas blancas y algo de dinero. Tanzania y Nepal solamente tenían hojas blancas.
Para comenzar a fabricar los productos (figuras) primero tenías que conseguir el o los elementos para producir. Tenías que salir de tu país para dirigirte a otro del Primer Mundo y convencerlos de hacer un cambio (trueque) o pagar su alquiler. En otras palabras, tenías que negociar.
Algunos cedían pero otros no. El Banco Mundial, además de recaudador, funcionaba como prestamista, alquilaba por cinco minutos un elemento a cambio del 20 por ciento de la ganancia. Pero, en el transcurso del juego aumentó su tarifa a 30 por ciento de la ganancia.
El juego duró treinta minutos. Primero, ganó Noruega. 2º, India. 3º, Estados Unidos (que ayudó bastante a Brasil y Nepal). 4º, Brasil. 5º, Nepal. 6º, Tanzania.
"Este juego te hace ver de una manera bien simple la realidad de las grandes potencias del mundo porque tiene tanto dinero. Y, a la vez, te hace darte cuenta porque los países pobres son pobres y no pueden crecer.
Las potencias se llenan de dinero comerciando productos industrializados, mientras que los países que producen materia prima se vuelven cada vez más pobres.
Las potencias hacen imposible que puedan crecer los países pobres, las potencias los hunden sin importarle nada. Además, están afuera del crecimiento económico mundial.
Por Daiana Romero
Los alumnos de 5º4º y 5º5º del turno tarde participaron de un proyecto junto con la profesora de Geografía Económica, Sandra Hilale, y un grupo de jóvenes de "Con Suma Dignidad", de la organización Amartya. Realizamos un juego: se formaron seis grupos, cada grupo representaba un país distinto (Brasil, Estados Unidos, India, Nepal, Noruega y Tanzania). Además, participaban dos instituciones: la ONU (para resolver conflictos entre países) y el Banco Mundial (recaudos de dinero).
El objetivo del juego era convertirse en el país más rico, o sea, tener la mayor cantidad de dinero. ¿Cómo obtenías el dinero? Simple, vendías tus productos al Banco Mundial. Los productos eran figuras (triángulos, rectángulos, círculos y semicírculos). Cada país debía vender cinco figuras idénticas, con la medida correspondiente a lo estipulado por el Banco Mundial. El país decidía si iba a producir círculos, triángulos, semicírculos o rectángulos de acuerdo al material que tuviese, o bien, que pudiese conseguir. El Banco Mundial controlaba las medidas y la cantidad de figuras. Si todo estaba en "regla" pagaba 100 por las cinco figuras idénticas.
Hasta aquí el juego se prestaba equitativo y con iguales posibilidades para cualquiera de los seis países participantes. Pero, todo tiene su pequeño problemita, y en este caso se presentaba porque sólo dos países tenían los elementos (tijera, lápiz, compás, regla) para comenzar a confeccionar las figuras sólo le faltaban hojas blancas; estos países eran Noruega y Estados Unidos. ¡Ah, y tenían algo de dinero. Brasil y la India tenían hojas blancas y algo de dinero. Tanzania y Nepal solamente tenían hojas blancas.
Para comenzar a fabricar los productos (figuras) primero tenías que conseguir el o los elementos para producir. Tenías que salir de tu país para dirigirte a otro del Primer Mundo y convencerlos de hacer un cambio (trueque) o pagar su alquiler. En otras palabras, tenías que negociar.
Algunos cedían pero otros no. El Banco Mundial, además de recaudador, funcionaba como prestamista, alquilaba por cinco minutos un elemento a cambio del 20 por ciento de la ganancia. Pero, en el transcurso del juego aumentó su tarifa a 30 por ciento de la ganancia.
El juego duró treinta minutos. Primero, ganó Noruega. 2º, India. 3º, Estados Unidos (que ayudó bastante a Brasil y Nepal). 4º, Brasil. 5º, Nepal. 6º, Tanzania.
"Este juego te hace ver de una manera bien simple la realidad de las grandes potencias del mundo porque tiene tanto dinero. Y, a la vez, te hace darte cuenta porque los países pobres son pobres y no pueden crecer.
Las potencias se llenan de dinero comerciando productos industrializados, mientras que los países que producen materia prima se vuelven cada vez más pobres.
Las potencias hacen imposible que puedan crecer los países pobres, las potencias los hunden sin importarle nada. Además, están afuera del crecimiento económico mundial.
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